La quinta temporada de Drag Race España ha arrancado con fuerza y, como ya es tradición, con un nivel artístico que sigue sorprendiendo. Pero si algo ha marcado este estreno, más allá de los looks, el folclore y las actuaciones, ha sido la presencia de Amaia como invitada especial en el jurado.
Fiel a su estilo, la artista navarra aportó frescura, espontaneidad y ese toque enredado y natural que tanto la caracteriza. Puede que no siempre se alineara con el humor del programa, pero supo valorar la importancia del riesgo y la intención en el escenario, incluso cuando la ejecución no era perfecta. Un gesto que la acerca a las concursantes y que demuestra, una vez más, su sensibilidad artística.
El episodio no escatimó en momentos memorables: desde el travestismo folclórico de Satín Greco hasta el mimo arty de Denébola Murnau, pasando por el ballet de Dafne Mugler con Toxic de Britney Spears o el ya comentado “Bujía rap” de Ferrxn, que pide a gritos su versión en Spotify. Entre tanto nivel, hasta los fallos, como el vestido de Nori o el plato de Margarita Kalifata, parecieron mucho más evidentes.
La gran novedad de esta temporada, sin embargo, está en su apuesta por el positivismo. Por primera vez, ninguna concursante ha sido expulsada en el primer capítulo, y como señaló Supremme Deluxe, la dinámica girará en torno al corazón, premiando la empatía y la conexión entre participantes. Ana Locking ya se emocionó en varias ocasiones, demostrando que esta edición apuesta por la ternura tanto como por el espectáculo.
El jurado habitual —Los Javis, Supremme Deluxe y Ana Locking— demostró estar más afinado que nunca, con intervenciones certeras y un tono cómplice que refuerza el universo interno del programa. Y en medio de todo, Amaia encajó de manera natural, aportando su mirada única y recordándonos que, más allá de la perfección, lo que realmente importa en el arte es el alma y la intención.
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